Difusión gaseosa
La difusión gaseosa
es la dispersión gradual de un gas en el seno
de otro. De este modo las moléculas de una sustancia se esparcen por la región
ocupada por otras moléculas, colisionando y moviéndose aleatoriamente. Este es
un proceso muy rápido, y no es necesario un cuerpo por el que difundirse, ya que
se difunde también por el vacío. La efusión es la fuga de un gas hacia el vacío por
medio de un pequeño orificio o de una membrana porosa, debido a que las
moléculas del gas colisionan con más frecuencia con el poro donde la presión es
más alta. De este modo, hay más moléculas que pasan de la zona de alta presión a
la de baja que al contrario. En 1860, Thomas Graham, un químico
escocés demostró que la velocidad de efusión y difusión de los gases es
inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su masa molar
de esta ley se deduce que si la velocidad de efusión o difusión es inversamente
proporcional al tiempo que tarda en escapar una determinada cantidad de gas,
implica necesariamente que el tiempo de efusión necesario para la efusión de un
cierto número de moles de moléculas es directamente proporcional a la raíz
cuadrada de la masa molar
La difusión gaseosa fue una de las varias tecnologías para la separación de isótopos de
uranio desarrolladas por parte del Proyecto Manhattan para producir uranio enriquecido forzando que el hexafluoruro
de uranio (único compuesto del uranio gaseoso) atraviese membranas
semi-permeables. Esto produce una ligerísima separación entre las moléculas que
contienen uranio-235 y uranio-238.
Mediante el uso de una gran cascada
de muchos pasos, se pueden conseguir grandes separaciones. Actualmente ha
quedado obsoleta ante la nueva tecnología de centrifugadoras de gas, que requiere
mucha menos energía para conseguir la misma separación.
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